Orquídea el amor
No es nada simple la convivencia. Tal vez elegimos con quien estamos pero no es posible elegir los modos. ¿El amor alcanza para cubrir imperfecciones? ¿Es amor si la convivencia es imperfecta? El amor es una orquídea, y no nace precisamente en los terrenos de éste. Me queda claro que la distancia de los hechos permite vislumbrar la claridad de la realidad que a veces, estando de narices con ella, no entendemos. No comprendemos la dimensión de lo que es. Asilo frente al aislamiento. Sima contra cima. ¿Cómo lograr bajo el amparo la independencia? ¿Cómo salir del círculo sin salir de él? ¿Cómo no ser el círculo estando en él? Ese es el punto: estar sin ser. No siempre, no todavía. Verdad a medias. Entrega minusválida. Autoengaño. Diminuto flagelo. Hablar para sí, mientras el otro hace lo propio. Desdoblarse individualmente para encontrar en el último punto de lo que se es, al otro. Así es, la última punta de la madeja no es el fin. Es el principio, es el nexo posible, abierto en espera del nudo. Si ahí nos unimos qué fortuna haber esperado.