Ni tan simple, ni tan Carlos

Tuesday, June 20, 2006

Cruzar el océano de mi silencio

Algunos días no hay que decir mucho. Sólo puedo decir que esta tarde he caminado sin dejar de pensar que había otro lugar en el que podía estar sin poder precisar cuál era. No entiendo si estas sensaciones son cúpulas de un deseo mayor que me arroja hacia cualquier ningún sitio. En el próximo intento de mantener la atención, sé que me atacará la ansiedad. Deberé buscar algo qué leer buscando que los lugares que leo se conviertan en los lugares en que existo. La realidad tiene su lado frágil y he llegado hasta él. Me he frotado la cara después de sentir la sensación de un estornudo que no se logra. Una y otra vez. Hay palabras que no he dicho porque soy mi propio y peor instrumento de censura. He querido alzar mi voz para que cruce el océano. El álgido punto de mi silencio es igual de frío como el viento que lucha esta noche por penetrar con su dulce y lento compás anunciando la lluvia. Que el aire sea la voz del viento que atravieza el océano. Que el aire sea la voz, compás del aliento, marea que se eleva, marea que arrecia, marea que se alarga, marea que borda los contornos de aquella isla.

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