Filamento de alambre
Coincidimos porque somos una mínima pieza de un grupo interminable de encuentros. Nuestra felicidad no es fácil de alcanzar, porque se da a momentos. Queremos asirla, aún cuando resulta una diligencia imposible y absurda. Está dentro de las cosas inmateriales, y nosotros, físicos, materialistas, queremos verla, apropiarla. Entre nosotros los nuevos encuentros se rehacen de lo que queda en el aire como nubes de amor. ¿Qué mágica necesidad hay en el espacio que nos creamos? ¿Cuál es la señal que determina que podemos coincidir de nuevo en un íntimo circuito? Nada hay que precise de la distancia su fin. Ir en busca de señales es olvidar que están presentes los cuerpos, las miradas; buscamos allá, estamos aquí. Estoy aquí. El fin de la distancia es el trayecto. Tal vez no importe llegar, sólo acercarse. Mantenerse en el camino. Balancearse en busca del equilibrio que no quisiéramos ver llegar. Me gusta la imagen del equilibrista a mitad del camino. Cuando ha cruzado al otro extremo ha terminado su acto. También su emoción. ¿Qué pasaría si se preguntara si tiene sentido llegar hasta él? ¿Qué pasaría si su única meta fuera ésa? La emoción del vértigo termina al cruzar hasta la plataforma. Creo que allí está el sentido de encontrarnos, periódicamente, sabernos en la cuerda floja. Al otro lado está esperando la calma, pero ahí termina el juego del equilibrio. Somos pasajeros de este tremulante pasaje, de este trayecto sobre un delgado hilo. Filamento de alambre, delgado, pero sólido. Incertidumbre del amor, invitación vertiginosa de un viaje interminable.
2 Comments:
¿De dónde viene este texto?
los encuentros son más periódicos de los que te imaginas
Mas creo que la periodicidad de ciertos encuentros no es del todo positiva, mi querido Carlitos,hay que ponerle fin a algunos, de otra manera no hay modo de que ingrese un nuevo personaje a la película.
Post a Comment
<< Home