Ni tan simple, ni tan Carlos

Monday, April 24, 2006

El placer y nosotros

Es cuando somos nosotros que el placer es. Así de simple, pero para llegar hasta ahí hay que dejarse uno, dejarse llevar como se dice. Pero eso de la entrega no es una entrega, no es posible, es un segundo de préstamo. Pero ¿cómo está eso de que hay que soltarse, pero sin soltarse? No debo existir en el otro para que mi placer sea. Existo en mí. No siento el placer sino en este, el de acá que soy. No puedo sentir en otro. ¿Es posible creer que podríamos sentir nuestro placer cuando somos el otro? ¿Entonces cómo? Si me dejo ir en dónde quedo para recibir el placer. Qué egoísta desaparecer a mitad del acto. Lo mejor es la contemplación. A veces me detengo a mitad del sexo y veo que mi placer no es visible... sin embargo ella me lo hace y yo me lo recupero, me lo extraigo de ella, me lo bebo, le doy traguitos, y de a poco me embrutece. Lo mejor es que no tuve que salir de mí. Sigo acá, gobierno, asumo mi responsabilidad de ser yo y tener en mí un yo que goza. No hago promesas de ser de nadie. Cada cual con su placer en el aire. Cada cual con su placer que se expande. No es cierto que el placer está en el otro. No se lo crean. El placer somos nosotros.

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